Más miniaturas del oeste, esta vez unos bandoleros, y ya me he comprado otras pocas minis más para seguir ampliando la colección del far west (¡Esto es un vicio!). Sigo con la técnica sencillita de las triadas, intentando mantener una coherencia de colores pardos y desaturados con algunos pequeños toques de color. En breve me compraré el manual del Fisful of Lead para probar las miniaturas sobre la mesa de juego.

Voy avanzando poco a poco con las minis de la caja de inicio de Bolt Action, pero entre miniatura y miniatura he aprovechado para hacer un poco de escenografía. He preparado estos muros de piedra, a base de cachitos de poliestireno expandido, unidos con cola blanca en una especie de estructura de encofrado a base de piezas de lego. Los muros están montados sobre bases hechas con palos de helados, y rematadas con masilla tapajuntas para emular la tierra sobre la que se asientan las piedras. En cuanto al pintado he optado por algo muy sencillo, un poco de pincel seco para dar volumen y algún lavado para mezclar tonos. Y ya por último, espolvoreé por la parte más baja una pizca de serrín tintado de verde y césped electro-estático casero, para darle el toque de naturaleza. 

Segunda entrada del año, unas miniaturas clásicas del Heroquest que forman parte de un lote de minis que me regaló un amigo de su colección de infancia. Como podréis comprobar les he cambiado la peana para que encaje con el tamaño estándar que le estoy dando a mis otras minis para dungeons. Me he centrado en hacer un metal no metálico rojo, primer acercamiento a esta técnica con colores diferentes al gris plateado o al dorado. La túnica del hechicero empezó siendo mucho más azul pero creaba un contraste de color demasiado llamativo, así que opté por buscar un tono más grisáceo para uniformizar la paleta. Del Heroquest tengo pendientes de pintar también la mini del mago y la del enano, las otras dos miniaturas recuperadas de la colección de mi amigo, pero eso será ya para una próxima entrada.